Hace mucho que no escribía… El torbellino de las fiestas me agarró y me dió unas cuantas volteretas.
Las fiestas obviamente tienen un significado de compartir en familia, y como soy fruto de un matrimonio de padres separados, las fiestas siempre eran equivalentes a estrés. Y nadie quiere estrés so...
I figured if you want something done… you better do it yourself. Entonces este año me quite mi disfraz del Grinch y me convertí en Santa.
1- Compre regalos para todas las personas que adoro, me di cuenta de 3 cosas: me gusta envolver regalos, me gusta escribir en ellos dedicatorias y me gusta ver cuando las personas los abren.
2- En la mesa organice un brindis y dije unas palabras, no se me ocurrió nada más original que decir que mis primitas estaban cada vez más hermosas, que todos estábamos saludables y juntos compartiendo y que ese sin lugar a dudas era el mejor “regalo de navidad” so cliché, but nevertheless so TRUE.
3- Y hasta organice un concurso de talentos alrededor del arbolito. Todos los que querían recibir su regalo antes de las 12 tenían que ganárselo demostrando alguna habilidad o talento: recitando, cantando, bailando, o hasta contando chistes! Pasamos demasiado bien! Nos reímos un montón, comimos rico y tomamos sidra!
Moraleja!Moraleja!Moraleja!Moraleja!
Si no te gusta algo, cámbialo… el 90% depende de la actitud que pongas, el 10% restante es la acción en sí.
Les dejo con un par de imágenes inspiracionales que me llamaron mucho la atención...
So True. |
Definitivamente con este calorcito, lo mejor para brindar en las fiestas es una rubia bien fría! |
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